Somos un grupo de 13 mujeres y 1 hombre. La mayoría vivimos en El Campico (Alcantarilla, Murcia). Una vez a la semana nos reunimos y charlamos sobre temas diversos. En este blog queremos recoger algunas de estas conversaciones.

lunes, 11 de febrero de 2013

Estereotipos y dolor

En nuestros diálogos de los jueves nos dejamos llevar. Es verdad que siempre tenemos temas que tratar pero dejamos que la conversación se balancee y nos lleve adonde quiera. En estos balanceos influye mucho el hecho de que algunas de nosotras seamos gitanas y otras payas. Es algo que no ocultamos, al contrario, hablamos con naturalidad y sin ningún tipo de problema y nos gusta comparar nuestros distintos puntos de vista. 

La semana pasada surgió el tema de la pérdida por un dolor querido y nos daba la impresión de que hay formas distintas de expresarlo. Por ejemplo, muchas familias gitanas conservan el luto mientras que la mayoría de las familias castellanas lo han abandonado. También hablamos de que la expresión de ese dolor parece, en ocasiones, más espontánea o intensa entre los gitanos que entre los payos. Sin embargo, dimos por hecho, como no podía ser de otra forma, que el dolor es el mismo, se vista de un color o de otro, llore en voz alta o suspire en silencio.



Una compañera tiene algunas responsabilidades en el culto y eso hace que en momentos de mucho dolor deba buscar palabras de consuelo. Y es una tarea muy complicada porque hay dolores inconsolables. Se diga lo que se diga, será inútil. Expresamos lo incómodas que nos sentimos a la hora de dar el pésame, una ceremonia que nos parece muy forzada. Posiblemente, se trata de una forma de intentar canalizar, de forma ordenada, sentimientos muy fuertes ante los que nos asustamos y ante los que tememos reaccionar de forma inadecuada.

Esto nos llevó a una frase que todavía se dice y que nos molesta. Nos referimos a lo siguiente: Si alguna vez vas conduciendo y atropellas a un crío gitano, no te pares, date a la fuga porque como te pillen, te arreglan, aunque no tengas culpa de nada. La frase es una barbaridad y no tiene nada que ver con nuestra realidad. Es cierto que ante un accidente que implica a seres queridos, la reacción puede ser descontrolada, pero, a pesar de la rabia que se pueda sentir en ese momento, no perderíamos tiempo en peleas, nuestra prioridad sería atender a la persona herida y hacer todo lo posible por mejorar su situación. Como dijo una compañera: "En ese momento estoy con mi dolor y no busco más dolor".

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